Tuve el honor de leer el manuscrito de Jorge Chagas y comparto mi reflexion sobre su obra la que merecio el Segundo Lugar en los Premios que anualmente otorga el Ministerio de Educacion y Cultura de Uruguay.
La obra “La Sombra” de Jorge Chagas se nos presenta como un film cinematográfico en que al darle voz a Ansina, este hace una recorrida fuerte e intensa de sus vivencias durante toda su vida junto a su incansable amigo Artigas. Tenemos en Ansina una voz que tiene mucha poesía, poesía de la que muchos dudan pero en esta obra se reafirma en cierta forma junto a las inclinaciones románticas de un autor que hace que Ansina hable de sus lanceros (amigos y compañeros), de las mujeres, de su prócer Artigas y de la sociedad de la época. Jorge Chagas ha mostrado una gran sensibilidad, a través de la investigación ardua e intensa de la vida y obra de Ansina. Ansina representa un capítulo olvidado y lejano no solamente para el colectivo afro sino para todo uruguayo/a que no esté interiorizado con la historia de ese período. Ansina transmite valores y pensamientos que podemos hallar en los cuentos africanos o en filosofías como las bantú o yoruba. En cierta medida, el autor nos transmite la sensación de que en forma inconsciente o, sin reconocerlo como tal, todo un colectivo ha sido ocultado y postergado por la sociedad uruguaya. Este Ansina, como narrador protagonista, llena un hueco imprescindible de alguien que no tuvo voz en nuestra literatura e Historia. Nos encontramos ante un Ansina pensante, reflexivo, inteligente y visionario, que no era ni fue, un simple cebador de mate pasivo y espectador de hechos. Compañero a la par de un Artigas también postergado en su tiempo, nos muestra un caudillo olvidado que susurra al oído de su amigo negro en una acción intimista: ”Aún me temen, negro, aún me temen”, mientras la cámara literaria de Chagas sigue descubriendo un Ansina insospechado para muchos. Creo que al leer la obra, muchos de nosotros tendremos la sensación que escuchamos nuevamente aquellos cuentos de nuestros abuelos, que nos hablaban de guerreros valientes que parecían invencibles y a veces terribles, que parecían sacados de alguna obra de Salgari o de algún otro libro viejo, de los pocos a los que ellos accedieron. Sin embargo, hay una versión diferente de la historia que leíamos en la escuela donde nos veíamos como “negros” sumisos y temerosos, guiados por blancos valientes y aguerridos. Un Ansina que se exorciza constantemente y a la vez exorciza a su amigo Artigas y a toda su raza través de este rico diario personal que desarrolla durante toda la obra. “¡Carumbé!¡Carumbé! ¡Carumbé!” El dolor y la pena acompañaron la vida de este Ansina de Chagas, que logra a través de sus palabras transmitir lo que pudo sentir del amigo y compañero de Artigas, su par, quien fue admirado por él, un Artigas sin distancias. Encontramos también partes donde el narrador nos lleva por un laberinto de una religión que hasta hace muy poco fue socialmente despreciada y odiada, sumergida en lo más oscuro de las mentes humanas. También encontramos en este Ansina la reafirmación del nombre. Se devela el secreto del nombre equivocado de dos grandes guerreros, Manuel Ledesma y Joaquín Lencina (Ansina). La historia no es nunca el relato de los grandes pequeños guerreros, no es nunca la sumatoria de aquellos pequeños nombres de los guerreros. ¿y qué importa si es Ledesma o no? ¿ y qué importa si son negros, si los negros son todos iguales?
Para terminar, me gustaría rescatar la parte que más me ha gustado de todo este trabajo:
“ - Hay algo a lo que temo más que cualquier otra cosa en este mundo, negro.
Y todos los argentinos orientales deberían sentir lo mismo que yo - me dijo, una vez, mi general mientras me cebaba un mate.
- ¿Al olvido?
- No
- ¿A la infamia?
- No
- ¿A qué le deberíamos temer, mi general?
- A que la Historia nos describa como lo que nunca fuimos”.
Creo que Jorge Chagas, en esta obra, en cierta forma está dándole paz a Ansina al no permitir que la historia lo describa como lo que nunca fue.
Graciela Leguizamón
Agradezco al Prof Lauro Marauda algunas precisiones
“La Sombra” de J Chagas (La novela de Ansina)
Y Nabou guió las letras de Jorge Chagas
La obra “La Sombra” de Jorge Chagas se nos presenta como un film cinematográfico en que al darle voz a Ansina, este hace una recorrida fuerte e intensa de sus vivencias durante toda su vida junto a su incansable amigo Artigas. Tenemos en Ansina una voz que tiene mucha poesía, poesía de la que muchos dudan pero en esta obra se reafirma en cierta forma junto a las inclinaciones románticas de un autor que hace que Ansina hable de sus lanceros (amigos y compañeros), de las mujeres, de su prócer Artigas y de la sociedad de la época. Jorge Chagas ha mostrado una gran sensibilidad, a través de la investigación ardua e intensa de la vida y obra de Ansina. Ansina representa un capítulo olvidado y lejano no solamente para el colectivo afro sino para todo uruguayo/a que no esté interiorizado con la historia de ese período. Ansina transmite valores y pensamientos que podemos hallar en los cuentos africanos o en filosofías como las bantú o yoruba. En cierta medida, el autor nos transmite la sensación de que en forma inconsciente o, sin reconocerlo como tal, todo un colectivo ha sido ocultado y postergado por la sociedad uruguaya. Este Ansina, como narrador protagonista, llena un hueco imprescindible de alguien que no tuvo voz en nuestra literatura e Historia. Nos encontramos ante un Ansina pensante, reflexivo, inteligente y visionario, que no era ni fue, un simple cebador de mate pasivo y espectador de hechos. Compañero a la par de un Artigas también postergado en su tiempo, nos muestra un caudillo olvidado que susurra al oído de su amigo negro en una acción intimista: ”Aún me temen, negro, aún me temen”, mientras la cámara literaria de Chagas sigue descubriendo un Ansina insospechado para muchos. Creo que al leer la obra, muchos de nosotros tendremos la sensación que escuchamos nuevamente aquellos cuentos de nuestros abuelos, que nos hablaban de guerreros valientes que parecían invencibles y a veces terribles, que parecían sacados de alguna obra de Salgari o de algún otro libro viejo, de los pocos a los que ellos accedieron. Sin embargo, hay una versión diferente de la historia que leíamos en la escuela donde nos veíamos como “negros” sumisos y temerosos, guiados por blancos valientes y aguerridos. Un Ansina que se exorciza constantemente y a la vez exorciza a su amigo Artigas y a toda su raza través de este rico diario personal que desarrolla durante toda la obra. “¡Carumbé!¡Carumbé! ¡Carumbé!” El dolor y la pena acompañaron la vida de este Ansina de Chagas, que logra a través de sus palabras transmitir lo que pudo sentir del amigo y compañero de Artigas, su par, quien fue admirado por él, un Artigas sin distancias. Encontramos también partes donde el narrador nos lleva por un laberinto de una religión que hasta hace muy poco fue socialmente despreciada y odiada, sumergida en lo más oscuro de las mentes humanas. También encontramos en este Ansina la reafirmación del nombre. Se devela el secreto del nombre equivocado de dos grandes guerreros, Manuel Ledesma y Joaquín Lencina (Ansina). La historia no es nunca el relato de los grandes pequeños guerreros, no es nunca la sumatoria de aquellos pequeños nombres de los guerreros. ¿y qué importa si es Ledesma o no? ¿ y qué importa si son negros, si los negros son todos iguales?
Para terminar, me gustaría rescatar la parte que más me ha gustado de todo este trabajo:
“ - Hay algo a lo que temo más que cualquier otra cosa en este mundo, negro.
Y todos los argentinos orientales deberían sentir lo mismo que yo - me dijo, una vez, mi general mientras me cebaba un mate.
- ¿Al olvido?
- No
- ¿A la infamia?
- No
- ¿A qué le deberíamos temer, mi general?
- A que la Historia nos describa como lo que nunca fuimos”.
Creo que Jorge Chagas, en esta obra, en cierta forma está dándole paz a Ansina al no permitir que la historia lo describa como lo que nunca fue.
Graciela Leguizamón
Agradezco al Prof Lauro Marauda algunas precisiones
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